Atónito. Así he quedado. Hace poco más de una hora comenzaron diversos canales de televisión ha seguir la noticia de que Michael Jackson [1] se encontraba grave en un hospital en Los Angeles, California. Los rumores corrieron rápido. De pronto, ya se sabía que su estado era mucho peor de lo que pensábamos. Jackson estaba en coma, estado en el que se encontraba tras sufrir un ataque cardiáco. Y bueno, hace algo más de media hora diversos medios han confirmado su muerte.
He sentido su pérdida; siempre he creído que Michael Jackson ha sido no solo el más grande artista del pop másculino de los 80, sino del pop de todos los tiempos. Su calidad como compositor (sí, componía la mayoría de sus canciones) es deslumbrantre. Un verdadero genio del mundo de la música pop en su estado más puro y glorioso.
A pesar de la notoria extraña vida que llevaba, particularmente desde principios de la década pasada, y de los juicios por supuestos abusos en los que se vio involucrado, no dejé de admirarlo artisticamente. Su vida privada es, para mi, otra historia.
No sé que mucho más se pueda decir. Simplemente adiós. Y gracias por los buenos momentos musicales que pasé en mi infancia con una batería de canciones grandiosas y eternas.
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