miércoles, 24 de marzo de 2010

'Toy Story' & 'Toy Story 2' En 3-D: La Experiencia

Pensé que no llegarían, que perderíamos las oportunidad. Pero de pronto, sin previo aviso, las versiones 3-D de 'Toy Story' (1995) y 'Toy Story 2' (1999) [1] se estrenaron. La tragedia que vivió -y vive- el país hizo que pasaran un poco desapercibidas; aún así, un puñado de entusiastas nos dejamos caer en las salas, a pesar del pánico.

Aproveché de ver ambas. Primero, por una cosa de tiempo; segundo, por que no durarían mucho en cartelera. Así, de corrido, viví una pequeña maratón que me permitiría ver por primera vez en cines estas películas, en esta ocasión con el ultra manoseado plus de la tercera dimensión, y las gafas, y la onda cool.

Las películas de Pixar [2] no necesitan de artificios que no aportan mucho para que sean grandes obras. En ese sentido, 'Toy Story' y 'Toy Story 2' se defienden solas. Son clásicos, y este visionado lo comprueba. A pesar de los años transcurridos, las películas siguen vigentes, siguen siendo poderosas y sorprendentes, y las mejoras naturales en la técnica de la animación digital de las películas más recientes no las hace palidecer.

Ésta no era mi primera experiencia con el 3-D. Unas semanas antes había visto 'Avatar' (James Cameron, 2009 [3]), de manera que podía comparar. Supongo que lo más llamativo de estas tres películas, en versiones en tercera dimensión, es lo que ganan en el aspecto de la profundidad. Sigo pensando que es lo más notable: la sensación de que algunos elementos del plano se encuentren en forma notoria a distancias perceptibles, ya sean personas u objetos, es lo que más rescato.

Y comparando, creo que el trabajo de reconversión al 3-D de las dos 'Toy Story', películas no realizadas para este formato, es grandioso. Claro, 'Avatar' resulta deslumbrante en su aspecto visual, y las gafas hacen verdadera magia. De eso, que duda cabe. Aún así, revivir estos clásicos ha sido un deber, y en esa tarea la recompensa ha sido total.

domingo, 7 de marzo de 2010

Terremoto En Chile: Un Fatídico 27 De Febrero

El viernes 26 de febrero caminé harto. Hizo calor, estuve aquí y allá; estaba cansado. El sueño era pesado, pero de pronto entré en conciencia: todo se movía, me familia estaba ahí. Eran las 3.34 de la madruga del sábado. No puedo recordar cómo me desperté, como me levanté. Para mi, aquel movimiento violento e interminable, comenzó casi de improviso. Sin embargo, en ese momento sabía que la cosa iba mal, muy mal. Verme ahí, medio dormido, en una casa que parecía coctelera, es una imagen imborrable. Ver, horas más tarde en televisión, el enorme daño causado, principalmente en la zona centro sur del país, fue impactante. Además, se trataba de algo que aumentaba a cada instante. La forma del país, la enorme extensión involucrada (incluyendo las dos regiones más habitadas de Chile) y el inevitable corte de las comunicaciones repercutió en varios días con la mente en un cien por cien en lo que habíamos vivido.

Miles de personas no han podido ser debidamente socorridas, particularmente por encontrarse en zonas pequeñas y aisladas. Aún así, siento que todo ha empezado a levantarse. Mientras, seguimos aquí.

Saludos y ánimo a todos quienes se hayan visto afectados de la forma que fuese.