miércoles, 24 de noviembre de 2010

Smashing Pumpkins: Corgan Y Una Buena Dosis De Rock


Y finalmente llegaron. Con una puntualidad extraordinaria (visto solo antes con Radiohead [1]), salieron a escena en cuanto el reloj marcó las nueve de la noche. Fue bastante hipnótico ver subir a Billy Corgan [2] al escenario, quien a estas alturas es sinónimo de Smashing Pumpkins [3]. Ya tomando los instrumentos, partieron con "My Love Is Winter", canción que hasta el momento sólo han presento en vivo.

Ver a los calabazas implicó varias cosas, entre ellas cerrar un ciclo, alcanzar un instante largamente esperado. Corgan y compañía -a la distancia- están conscientes de aquello, pero en su justa medida. Dentro del setlist nos presentaron imprescindibles como "Bullet With Butterfly Wings", "Zero", "Today" y "Ava Adore" (increíble y potente), así como grandes canciones más recientes, incluyendo "Tarantula" y "A Song For A Son", de lo que venían a presentar.

Hay que admitirlo: las dos horas de show se pasaron volando, y el repertorio fue justo y equilibrado, lo viejo y lo nuevo. Cabida para "Disarm" (un clásico) y para "A Stitch In Time" (del primero de una serie de EP recientes), ambas con Corgan y su guitarra acústica frente a la audiencia.

Algo hay en los Smashing Pumpkins de hoy que, a pesar de no parecer una banda en el sentido más puro y estricto de la palabra, siguen vivos. Billy Corgan y su gran habilidad de componer canciones que superan con creces la medianía de calidad (hay un puñado de verdaderas joyas, para que engañarse) está ahí, al servicio de un montón de seguidores que aun creen y le rezan al gigante, delgado y calvo sujeto que tantas alegrías nos dio en los 90. El paso por Chile este 23 de noviembre fue un poco eso: nostalgia y novedad a través de un Corgan que tiene más años, pero que sigue sabiendo como sacarle lo mejor a su guitarra y a su creatividad.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Pixies En Chile: Pagando Una Deuda

Fue un miércoles 13 de octubre. Día de buen clima y día de mi cumpleaños. Eran las 8 de la noche, y Pixies [1] estaba a un par de horas de saltar al escenario en el Teatro La Cúpula [2]. Ya los había visto días antes, en el marco del Festival Maquinaria [3], pero esto era distinto. Este sería un concierto de ellos en solitario, sin esperas ni compañías. Eso no era malo, pero era esto lo que esperábamos varios.

Cuando el cuarteto saltó al escenario, con una hora de retraso, comenzaba a saldarse un deuda. Ellos no lo sabían, pero nosotros sí. Queríamos tanto a Pixies, que ni siquiera nos irritamos por la demora. Después de todo, la excusa sonaba bien: el rescate de los 33 mineros atrapados en la Mina San José [4]. El propio Black Francis lo dijo: la ocasión era para celebrar (salieron al escenario cinco minutos después del último minero rescatado), y ellos lo harían interpretando 33 canciones. Sonaba extraordinario, y más lo sería cuando comprobamos que en realidad fueron 35 temas, dos ellos correspondientes al encore.

Pero desde el inicio, con 'Cecilia Ann' y 'Rock Music', que quedamos atrapados. Yo no podía creer que la banda estuviese abriendo el concierto con las dos primeras canciones de "Bossanova", su disco de 1990 (sin duda, el menos popular, a pesar de ser una joya). ¡Qué genial! De ahí en más, un paseo al que nos entregamos y que gozamos, a pesar de los errores, a pesar de la demora, y a pesar de un idiota que casi arruina el show a último minuto [5].

Estamos pagados.