Fue a principios de 2001 cuando me convertí en seguidor de Radiohead [1]. La banda de Oxford [2] ya me gustaba; de hecho, había quedado maravillado con 'Ok Computer' (1997), y disfrutaba bastante de las canciones que oía de 'The Bends' (1995). Sin embargo, tendría que llegar un sábado cualquiera de enero o febrero de 2001: un paseo entre canales de televisión, de pronto una episodio de 'Saturday Night Live' [3] de un par de meses atrás. Kate Hudson [4] era la anfitriona, y Radiohead los invitados musicales. Me quedé esperando a que salieran, esperanzado de algo bueno. Aunque en el programa, los artistas suelen interpretar dos canciones, esta repetición solo mostró una de ellas. Eso fue suficiente. Hudson mira la pantalla con esa sonrisa extraña que tiene, anuncia efusivamente a la banda, y a una retumbante línea de bajo se van acoplando el resto, trompetas y radio de mano incluidas. "The National Anthem" había marcado el debut de Radiohead en el popular programa. Quedé tan emocionado, que tuve que ir directo al disco que presentaban: 'Kid A'.
Cuando en 1997 'Ok Computer' vio la luz, nadie imaginó el tremendo impacto que terminaría generando. El disco no fue un éxito instantáneo; más bien, su reputación fue imponiéndose. De pronto, la banda era un fenómeno al que no estaban acostumbrados. Ni siquiera "Creep", de su primer disco 'Pablo Honey' (1993), o "High And Dry" de 'The Bends', habían llegado a tanto. Ante esa difícil situación no deseada, había dos caminos: la destrucción o la reinvención. El documental 'Meeting People Is Easy' (1998) da cuenta de cómo casi se llega a lo primero, algo que finalmente no ocurrió. La vía de la reinvención terminó siendo 'Kid A' (y meses más tarde, su hermano siamés 'Amnesiac' (2001)).
'Kid A' no es precisamente un disco digerible. En términos prácticos, ninguna canción corresponde al perfil de radiable. La propia banda aumentó esta sensación al preferir no lanzar singles ni videos; serían las propias radios quienes decidieran cual track pasar por sus emisoras. De manera casi unánime, se optó por "Optimistic", grandiosa, pero densa canción, con varias capas de guitarras lúgubres. Más tarde, "Idioteque" y "The National Anthem" correrían igual suerte.
Desde "Everything In Its Right Place" hasta "Motion Picture Soundtrack", 'Kid A' se muestra como el disco más extraño de Radiohead, pero a su vez el más atrapante. Ya comprendido, no es tarea fácil darle al stop una vez ha comenzado. Cada canción es un mundo en si mismo, complementándose con el resto en un viaje a las sensaciones y emociones más profundas. Desde aquel "despertándose chupando un limón" hasta un "te veo en la próxima vida"; desde una sensación amarga hasta la locura. En 'Kid A' hay cabida para guitarras filosas ("Morning Bell") y otras mareadoras ("In Limbo"); teclados emotivos ("Motion...") y ruidos programados ("Kid A"). Incluso el lado conocido da espacio a la innovación, como es el caso de "How To Disappear Completely", en donde Thom Yorke se pasea con su guitarra acústica en medio de emotivos acompañamientos a cargo de Jonny Greenwood.
'Kid A', el mejor disco de la década, atrapa hasta hoy.
Cuando en 1997 'Ok Computer' vio la luz, nadie imaginó el tremendo impacto que terminaría generando. El disco no fue un éxito instantáneo; más bien, su reputación fue imponiéndose. De pronto, la banda era un fenómeno al que no estaban acostumbrados. Ni siquiera "Creep", de su primer disco 'Pablo Honey' (1993), o "High And Dry" de 'The Bends', habían llegado a tanto. Ante esa difícil situación no deseada, había dos caminos: la destrucción o la reinvención. El documental 'Meeting People Is Easy' (1998) da cuenta de cómo casi se llega a lo primero, algo que finalmente no ocurrió. La vía de la reinvención terminó siendo 'Kid A' (y meses más tarde, su hermano siamés 'Amnesiac' (2001)).
'Kid A' no es precisamente un disco digerible. En términos prácticos, ninguna canción corresponde al perfil de radiable. La propia banda aumentó esta sensación al preferir no lanzar singles ni videos; serían las propias radios quienes decidieran cual track pasar por sus emisoras. De manera casi unánime, se optó por "Optimistic", grandiosa, pero densa canción, con varias capas de guitarras lúgubres. Más tarde, "Idioteque" y "The National Anthem" correrían igual suerte.
Desde "Everything In Its Right Place" hasta "Motion Picture Soundtrack", 'Kid A' se muestra como el disco más extraño de Radiohead, pero a su vez el más atrapante. Ya comprendido, no es tarea fácil darle al stop una vez ha comenzado. Cada canción es un mundo en si mismo, complementándose con el resto en un viaje a las sensaciones y emociones más profundas. Desde aquel "despertándose chupando un limón" hasta un "te veo en la próxima vida"; desde una sensación amarga hasta la locura. En 'Kid A' hay cabida para guitarras filosas ("Morning Bell") y otras mareadoras ("In Limbo"); teclados emotivos ("Motion...") y ruidos programados ("Kid A"). Incluso el lado conocido da espacio a la innovación, como es el caso de "How To Disappear Completely", en donde Thom Yorke se pasea con su guitarra acústica en medio de emotivos acompañamientos a cargo de Jonny Greenwood.
'Kid A', el mejor disco de la década, atrapa hasta hoy.
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