Un día como hoy, pero de hace veinte años, Japón vio el estreno en sus salas de cine de 'Mi Vecino Totoro' ('Tonari no Totoro', 1988), la tercera película de Studio Ghibli [1]. O la segunda, en términos más exactos.
La historia, el guión, el diseño, la dirección y todo viene de parte del co-fundador del estudio, el genio Hayao Miyazaki. Y en ésta se cuenta no sólo una de las más entrañables historias del estudio, sino del cine en general. Divertida, original, dramática y profundamente emotiva, 'Mi Vecino Totoro' es una pequeña obra maestra que en su momento no fue más que una película de acompañamiento para otra película del estudio, la también grandiosa 'La Tumba De Las Luciérnagas' ('Hotaru no Haka', 1988), dirigida por Isao Takahata.
Veinte años ya y el tiempo pasa. Y pienso en Totoro, y en Mei, y en Satsuki y en ser niño. Ahora, leyendo, veo de un cinturón de asteroides descubierto en 1994 por un astrónomo japonés amateur que decidió bautizar su descubrimiento como '10160 Totoro' [2] [3].
'Mi Vecino Totoro' tiene un espacio en mis pensamientos y en mi historia. Y yo diría, sin dudas, que es un deber-ver. El tiempo ha terminado por situarla donde se merece, aunque a veces nos olvidemos un poco.
Veinte años ya y el tiempo pasa. Y pienso en Totoro, y en Mei, y en Satsuki y en ser niño. Ahora, leyendo, veo de un cinturón de asteroides descubierto en 1994 por un astrónomo japonés amateur que decidió bautizar su descubrimiento como '10160 Totoro' [2] [3].
'Mi Vecino Totoro' tiene un espacio en mis pensamientos y en mi historia. Y yo diría, sin dudas, que es un deber-ver. El tiempo ha terminado por situarla donde se merece, aunque a veces nos olvidemos un poco.